El corredor que lleva al Paso Cristo Redentor tiene 10 zonas de alto peligro, pero en toda su traza hay riesgo. Falta de mantenimiento y, sobre todo, conductas inapropiadas.
Podría ser un recorrido placentero, con la cordillera frontal y del límite como marco; con monumentos como Puente del Inca y hasta íconos de la gesta libertadora. Pero es un camino con riesgo de muerte. La ruta 7, en la zona de alta montaña que lleva al Paso Internacional Cristo Redentor, se transformó en una de las más peligrosas del país por la sobrecarga de tránsito y el mal estado de la calzada, además e la falta de infraestructura de servicios.
El problema no es exclusivo de Argentina, pues del lado chileno del paso también hay dificultades. Pero la traza mendocina tiene inconvenientes más agudos y dudas sobre el futuro por el retiro del Estado nacional de la inversión en infraestructura. Además, se suma la superposición de intereses y jurisdicciones, que muchas veces termina en que nadie se haga cargo: Gendarmería, Vialidad Nacional, la Agencia de Seguridad Vial, de manera lateral el Gobierno de Mendoza y hasta las municipalidades de Luján y Las Heras.
Si bien la ruta es compleja en todo el recorrido, hay zonas de alto peligro. Para ejecutar el plan de mejoras que ahora quedó en duda, si había realizado un diagnóstico de estado de la ruta y las zonas más peligrosas. Allí se identificaron 10 zonas de alta peligrosidad para el tránsito. Esos sitios tienen que ver con curvas pronunciadas, calzada angosta, túneles continuos y problemas de visibilidad. A eso se le suma el principal factor en los incidentes: la falta de respeto a las normas de tránsito y a la conducción en rutas de ese estilo. "Las condiciones de la ruta son malas, pero siempre es alta montaña. Hay que adaptar la forma de manejo a esas condiciones y es lo que no se hace", explicó el responsable de una empresa de transporte de cargas. Justamente el transporte de carga es uno de los factores determinantes.
Por el Paso Cristo Redentor circula el 70% del flujo comercial de todo el Mercosur y une los dos océanos. Tiene un tránsito medio diario de 2200 vehículos y una tasa de crecimiento del tránsito que sale de escala: según los datos oficiales, el tránsito crece a un ritmo del 9% anual. La ruta se puede dividir en varios tramos. Hasta el empalme entre la ruta 40 y la 7, hay doble vía. La zona de mayor peligro comienza en ese sector, pasando la refinería de Luján, donde hay varias zonas con baches profundos y en Agua de las Avispas es frecuente la calzada deformada. Entre Potrerillos y Uspallata hay 54 kilómetros con muchas zonas peligrosas. Luego, entre Uspallata y el Túnel, hay 90 kilómetros con zonas en las que se produjeron muchas tragedias, desbarrancos e incidentes.
La curva de "Guido", que debe su nombre a la estación que hay sobre el río Mendoza, es una de las más complicadas. Está a la altura del kilómetro 1115 y es una referencia geográfica y del tránsito por su peligrosidad.
La zona de los túneles es otra de las zonas rojas en cuanto a la seguridad vial. Justamente allí se produjo el incidente del caminón que volcó sobre un auto, generando una tragedia y un corte de tránsito de dos días. Los túneles y curvas se suceden entre los kilómetros 1117 al 1120. La otra curva peligrosa es la llamada "curva de los chilenos", en el kilómetro 1136 de la ruta 7. Ya pasando Uspallata y cerca de la cordillera del límite, aparece la curva del Túnel 12, en Polvaredas (Km. 1187) y luego la conocida como "curva de la Mirian" (Km. 1192). En la zona del arroyo Negro también hay una curva que los choferes identifican como de alto riesgo (Km. 1194). Le sigue "el puente en curva sobre el Río Mendoza", justo en el kilómetro 1200 y la curva del Tiempo (Km. 1205). Una de las más conocidas por las tragedias que ocurrieron allí es la curva del Yeso (Km. 1224), donde derrapó el colectivo de Tur Bus en 2017 (con 19 muertos). La curva de la Soberanía, (Km. 1228/30) es la última que tiene reseña de alto riesgo antes del Túnel. Sin embargo el deterioro de la calzada es continuo.
El Banco Interamericano de Desarrollo acordó un plan de intervención profunda en el Corredor. La inversión total prevista era de 740 millones de dólares. El BID se comprometió a poner el 70% de los recursos y la Nación debía pagar el resto. El plan incluía distintas etapas. Dos de ellas estaban en marcha al momento del cambio de gobierno, aunque con un ritmo cansino y burocrático. Se trata de la Variante Palmira, para desviar el tránsito pesado del Gran Mendoza, y el túnel caracoles, para convertir el viejo túnel ferroviario en uno vial.
El plan "ideal" tiene 8 componentes:
La Nación se retiró de la inversión en infraestructura y las zonas que más lo sufren son las que requieren mucho mantenimiento, como la 7 en el Paso a Chile. De hecho Vialidad Nacional tiene uno de los campamentos más importantes del país en la zona. La Red Vial Nacional (RVN) de vialidad tiene una extensión de 40.290 km. El 28% de esa red está en mal estado y 29% en estado regular.
El Gobierno de Mendoza acordó con la Nación priorizar y terminar las obras iniciadas en el Corredor. Entre ellas, el túnel, la Variante Palmira y la variante Soberanía.