Con reservas bajas y menos nieve, el pronóstico de Irrigación confirma otro año de escasez hídrica y advierte sobre la necesidad de optimizar el uso del agua.
El evento tuvo lugar este miércoles por la mañana en la sede del DGI y el desarrollo del pronóstico estuvo a cargo del director de Gestión Hídrica Rubén Villodas. Días atrás, el funcionario también explicó que la sequía en Mendoza ya "dejó de ser un fenómeno excepcional" para convertirse en una "característica recurrente del clima local". En este panorama, Marinelli enfatizó la importancia de que "el 2026 sea el año de la aprobación del Plan Hídrico Provincial".
En diálogo con la prensa, Marinelli explicó que el pronóstico anual tiene como objetivo "informar a la población sobre los volúmenes de agua disponibles en cada cuenca y permitir planificar el uso del recurso, tanto para riego agrícola, arbolado público como para agua potable". Este año, indicó, los caudales estarán en torno al 60% de un año medio, con variaciones entre el 58% y el 63% según el río.
"El río Mendoza, por ejemplo, tiene un promedio histórico de 1.345 hectómetros cúbicos y este año cuenta con 835 hectómetros. Si restamos los 250 hectómetros que se destinan al agua potable, el resto de los usos quedará en una sequía severa", precisó Marinelli sobre uno de los caudales que más preocupa.
El superintendente señaló que la situación no es excepcional, sino parte de una tendencia sostenida. "Desde 2017 venimos insistiendo en que esto no es una emergencia puntual, sino un problema permanente. Los estudios del Plan Maestro Hídrico y del convenio con Mekorot muestran una tendencia declinante hasta 2050, agravada por el retroceso de los glaciares", detalló.
Durante la exposición, el ingeniero Rubén Villodas presentó los resultados técnicos para cada cuenca. En el caso del río Mendoza, el pronóstico estima 845 hectómetros cúbicos, equivalentes al 61% de un año medio, lo que configura una sequía hidrológica moderada. Sin embargo, al descontar los volúmenes destinados al agua potable, el resto de los usos -agrícolas e industriales- se ubican en una sequía severa.
El funcionario explicó que la ventaja inicial para esta temporada fue haber comenzado con los embalses llenos, lo que permitió afrontar la primavera sin dificultades inmediatas. Sin embargo, advirtió que "el verdadero desafío será llenar los embalses en 2026, ya que los caudales bajos previstos dificultarán la recuperación de reservas".
En cuanto al río Tunuyán, el pronóstico prevé 535 hectómetros cúbicos, es decir, un 65% del promedio histórico, también con sequía hidrológica moderada. En las estaciones de medición, los registros de nieve indican un 20% de los valores medios, lo que confirma una sequía meteorológica moderada.
La situación se repite en el río Diamante, donde se proyectan 975 hectómetros cúbicos, el 52% del promedio histórico. A pesar de contar con embalses en buen nivel, la baja acumulación de nieve condicionará los caudales para la próxima primavera.
En la cuenca del Atuel, el escenario es similar, con reservas moderadamente altas pero pronóstico de sequía hidrológica moderada. En tanto, el río Malargüe se ubica en un nivel de escasez, sin alcanzar la categoría de sequía. Por su parte, el río Grande, el más austral, presenta un volumen estimado de 1.825 hectómetros cúbicos, lo que representa 57% del promedio histórico y corresponde también a una sequía hidrológica moderada.
Villodas mostró además un gráfico comparativo con las últimas 20 temporadas de caudales. "Durante los primeros años de 2000 predominaban niveles altos o normales, pero desde 2010 se mantiene una sequía prolongada, con apenas dos o tres años de leve recuperación", señaló.
Por su parte, Marinelli remarcó la importancia de optimizar el uso del agua y fortalecer la planificación territorial y ambiental. "El crecimiento urbano en zonas de cabecera genera impactos negativos en los cauces. En los últimos 25 años, unas 3.000 hectáreas agrícolas pasaron a uso urbano. Eso implica más demanda de agua y duplicar la infraestructura de saneamiento", advirtió.
Ante este escenario y las proyecciones desalentadoras, el superintendente recordó que la provincia trabaja en la elaboración del Plan Hídrico Provincial, que busca coordinar las políticas municipales y garantizar una gobernanza sostenible del agua. "Tenemos que llegar al 2050 con planificación, conciencia y responsabilidad compartida. La escasez será cada vez mayor, y el trabajo conjunto es la única forma de sostener el recurso", concluyó.