En Mendoza 3.464 presos trabajan y 3.004 no. Es un deber y "una obligación" que tienen, aunque pueden negarse. Desde 2015 a 2024 aumentó casi 1.000% la cantidad de internos que desarrollan tareas
"Realmente es poca la población carcelaria que no quiere un trabajo, porque les incide negativamente en la ejecución de la pena. Y dentro del porcentaje de los que no trabajan, se engrosa por aquellos que ya tienen más de 65 años, aquellos que no lo pueden hacer por salud o aquellos que estén terminando el secundario o sus estudios universitarios", aseguró a Diario UNO, Victor Montone, jefe de la unidad productiva del SPP.
Fue una directiva del gobernador Alfredo Cornejo, desde su primer mandato, que se cumpla la ley: que preso que está alojado en una carcel provincial, sirva a la sociedad. Arrancamos con 533 internos trabajando, en 2015, y lo aumentamos casi un 1.000% hasta llegar a los 3.464 en los que estamos ahora Fue una directiva del gobernador Alfredo Cornejo, desde su primer mandato, que se cumpla la ley: que preso que está alojado en una carcel provincial, sirva a la sociedad. Arrancamos con 533 internos trabajando, en 2015, y lo aumentamos casi un 1.000% hasta llegar a los 3.464 en los que estamos ahora
Incluso, existe un catálogo de venta -que se puede consultar en este link- con los productos que elaboran intramuros, y los interesados en comprarlos deben comunicarse al número y/o correo electrónico que aparece en la esquina inferior derecha del mencionado enlace.
Los ingresos que reciben se dividen en dos categorías. Si es para un efector público, la remuneración se conoce como peculio y tiene carácter no remunerativo. Cuando se trata de empresas privadas -cada vez más integradas al SPP-, se considera un salario convencional que debe ser equivalente a lo que percibiría en libertad correspondiente a la categoría profesional, siempre que sea compatible con la situación jurídica del individuo.
La distribución de estos ingresos, conforme a la ley, se realiza de la siguiente manera: el 10% se destina a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados por el delito, según lo establecido en la sentencia; 35% se destina a alimentos; 25% se utiliza para cubrir los gastos generados en el establecimiento; y el 30% restante se reserva para formar un fondo propio que beneficiará al interno al momento de su libertad.
Este último puede cobrarlo la familia luego de realizar un trámite. "Intentamos que el interno no sólo adquiera un oficio para reinsertarse en la sociedad, también buscamos que pueda ayudar a la economía familiar", dijo Montone a este diario.
"En ningún momento un preso recibe el dinero de bolsillo", concluyó.
El porcentaje de personas privadas de su libertad que trabajan se fue incrementando desde 2015, cuando habían sólo 533, hasta 3.548 en 2024. El SPP brindó los números año por año:
La variación entre 2023 y 2024 -advirtió Montone- se debe a que hay cambios que responden a la época del año. "Lo destacable es cómo hemos ido aumentando la cantidad de presos que trabajan desde 2015", aseguró.
Los complejos y unidades penales donde se desarrollan actividades de trabajo son:
Los presos fabricaban 1.000 barbijos por día, durante la pandemia del Covid-19, luego de acondicionar los talleres de producción y una exhaustiva capacitación del personal penitenciario y de los internos, informó el Ministerio de Seguridad el 24 de marzo de 2020, a los pocos días de desatarse el caos en todo el mundo.
En ese momento, la institución que agrupa a las cárceles agradeció a Calzados Cuyo, una empresa que opera una fábrica dentro del penal. La compañía facilitó las maquinarias necesarias para el corte y la confección de los barbijos, lo que no sólo contribuyó a la producción, sino que también significó un ahorro considerable para el Estado al evitar la compra de estos productos a empresas privadas.
Según informó el SPP, durante 2024 firmaron seis convenios, con:
Los próximos a firmarse, detallaron, son: