Nunca imaginé que a mis 23 años estaría enfrentando el cierre de un negocio. Olive, mi local de ropa femenina fue un sueño hecho realidad, pero hoy me encuentro transitando una etapa que jamás pensé vivir tan pronto. Cerrar un negocio es el último recurso de cualquier emprendedor, y cuando llega ese momento, te enfrentas a un torbellino de emociones y responsabilidades que van más allá de lo que los libros de administración pueden enseñar.
El proceso es desgastante y requiere una gran fortaleza. Desde los preavisos al personal hasta las negociaciones con el mall y las fábricas, cada paso es una prueba de resistencia. Coordinar con un escribano, gestionar pagos pendientes, buscar acuerdos de financiamiento para saldar deudas y cerrar contratos son solo algunas de las tareas que han ocupado mis días en las últimas semanas. Pero, sin duda, lo más difícil ha sido comunicarle a mi equipo la decisión y afrontar lo que significa para cada una de las personas involucradas.
A lo largo de mi carrera universitaria, aprendí sobre estrategias de negocios, finanzas y marketing. Pero lo que no me enseñaron en cuatro años de estudio es el peso emocional de despedir empleados, la presión de negociar plazos de pago con proveedores o la angustia de no ver una salida clara. Sin embargo, lo que sí he aprendido es que cada experiencia empresarial deja una enseñanza valiosa. Y esta, aunque dura, no es la excepción.
En lugar de verlo como un fracaso, he decidido enfocarme en lo que esta situación me ha enseñado para futuros emprendimientos. He entendido la importancia de la flexibilidad financiera, de diversificar ingresos y de anticipar crisis con planes de contingencia. También he aprendido a valorar el impacto emocional que tiene el liderazgo en tiempos de crisis y la necesidad de prepararse no solo técnicamente, sino también mentalmente para los momentos difíciles.
Cerrar un negocio no significa el fin del camino emprendedor. Es solo un capítulo más en la historia de quienes nos atrevemos a crear algo propio. Y aunque hoy enfrento uno de los momentos más desafiantes de mi vida, también sé que es una oportunidad para aprender, mejorar y volver a empezar con más experiencia y determinación.
Milagros Mac Donnell
@corp.solucionesempresariales