Entidades de productores de tomate de Cuyo advierten que la apertura de importaciones pone en riesgo 3000 puesto de trabajo y miles de hectáreas de producción.
En respuesta, tres entidades tomateras -la Asociación Tomate 2000, la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza y la Cámara de Productores Agrícolas (CPA) de San Juan- han presentado un petitorio urgente a los ministros de producción de La Rioja, Mendoza y San Juan, solicitando medidas de protección para evitar el colapso de un sector clave para el país.
El principal problema radica en la importación indiscriminada de pasta de tomate, que ingresa al mercado argentino a precios imposibles de competir para los productores locales. Según las estimaciones de las entidades, esta situación podría provocar una caída del 65% en la producción para la temporada 2025. De las 7.300 hectáreas proyectadas para el cultivo de tomate industrial, se calcula que podrían perderse 4.700 hectáreas, afectando directamente a unos 500 productores.
El impacto económico y social sería devastador. Las proyecciones indican que solo en las plantas afectadas se perderían 3.000 puestos de trabajo directos. A esto se suma la desaparición de 272.000 jornales de trabajo temporario y la reducción de 17.063 fletes terrestres, esenciales para la logística del sector.
En términos económicos, la cadena productiva podría dejar de percibir 45 millones de dólares en ventas de tomate y más de 5 millones de dólares en ingresos por transporte.
"Hoy el problema que causan estas medidas económicas de libre importación es que el ajuste va directo al productor", advierte Gustavo Iranzo, presidente de la CPA de San Juan.
El efecto dominó no se detiene ahí. La menor actividad productiva también reduciría la demanda de insumos clave como plantines, fertilizantes, productos fitosanitarios, cintas de riego por goteo, envases industriales, energía eléctrica y otros servicios asociados, afectando a toda la economía regional.
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San Juan es la provincia líder en la producción de tomate para industria en Argentina, con 3.482 hectáreas dedicadas a este cultivo de las 7.327 totales a nivel nacional. Le siguen Mendoza, con 2.665 hectáreas, La Rioja con 750 hectáreas y el NOA con 430 hectáreas. El rendimiento promedio en la región de Cuyo alcanza las 86 toneladas por hectárea, y en San Juan llega a 93 toneladas, Argentina consume unos 650 millones de kilos de tomate industrial al año. En la temporada 2023-2024, el país logró casi el autoabastecimiento con una producción de aproximadamente 630 millones de kilos, gracias a las 7.847 hectáreas cultivadas. Sin embargo, el ingreso masivo de pasta importada amenaza con romper este equilibrio y poner en peligro la sostenibilidad de la industria.
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Frente a esta crisis, las entidades tomateras han planteado dos medidas concretas para proteger la producción local y evitar una debacle económica.
Desde el sector en las notas enviadas a los ministros de producción locales proponen establecer cupos basados en el promedio de las importaciones registradas entre 2021 y 2023, años en los que Argentina alcanzó el autoabastecimiento de pasta de tomate. Estos cupos se aplicarían a las empresas que han importado en condiciones similares, limitando los permisos de ingreso al período de junio a noviembre. Además, solicitan la implementación de procedimientos antidumping para la pasta de tomate china, cuyo bajo precio distorsiona el mercado.
Los productores sugieren que las empresas que superen los cupos asignados paguen un arancel del 30% y solicitan la importación bajo las condiciones actuales en casos de pérdidas climáticas que afecten significativamente la producción local.
Las propuestas chocan frontalmente con la política económica del gobierno de Javier Milei, lo que genera incertidumbre sobre su viabilidad. A pesar de ello, los productores insisten en que son medidas esenciales para garantizar la supervivencia del sector.
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Gustavo Iranzo, presidente de la CPA de San Juan, es enfático en alertar sobre la urgencia de la situación; "Solicitamos al ministro que rápidamente interceda ante Nación porque en San Juan se va a ver el problema muy a corto plazo y va a ser muy grande", afirmó. El dirigente destacó los altos costos de producción que enfrentan los productores locales, agravados por los altos precios de insumos como fertilizantes y energía que están constatando inflación no solo en pesos sino también en dólares.
"Tenemos un costo altísimo, no bajan los insumos, y si a eso le agregamos que la pasta importada es más barata, estamos frente a un problema muy grande para la próxima campaña 2025", explican las asociaciones al trazar el cuadro actual.
El contexto de creciente presión sobre el mercado interno no comenzó con esta cosecha. Sobre los últimos meses del año pasado entraron desde Paraguay 60.000 kilos de tomate en fresco a Mendoza, en un hecho que la Asociación de Importadores y Comerciantes Frutihortícolas del Mercado de Abasto de Paraguay calificó como trascendente. Este envío, aunque pequeño en comparación con el volumen de las importaciones desde China y Chile de pasta, refleja la creciente competencia regional y la debilidad en la que quedan las economías regionales ante la desregulación despiadada y el levantamiento de las protecciones mientras el mundo avanza en sentido contrario.