La consultora PWC trazó un panorama de las principales variables de la economía argentina en el año y marca que el 2025 inicia con optimismo.
Si hay algo que distinguió al plan económico del Gobierno de Javier Milei fue su claridad en cuanto a los objetivos perseguidos. El fin del déficir fiscal y la baja de la inflación se convirtieron en pilares inamovibles de su la gestión del ministro Caputo, aunque provocara, tal como sucedió, una retracción de la economía real.
En el transcurso del año, se pudieron verificar distintas etapas con cambios en las expectativas y de dinámica económica. La consultora PWC trazó a modo de balance y síntesis los trazos gruesos de esos cambios medidos en los cuatro trimestres del año.
La primera medida de impacto fue la devaluación del tipo de cambio oficial que pasó de cotizar $ 366,5 por dólar a $ 800 pesos. El BCRA redujo la tasa de la política monetaria a un terreno negativo en términos reales y anunció una política de crawling peg del 2% mensual para el tipo de cambio oficial.
En este escenario, la creciente liberalización de algunos de los precios de la economía, junto al consecuente pass through de la depreciación cambiaria influyeron en el comportamiento de la inflación del último mes de 2023, que registró una suba mensual de 25,5%, y en enero alcanzó el 20,6%, los más elevados desde 1991.
En enero de 2024, el Gobierno alcanzó un superávit primario y financiero inédito desde enero de 2011. La contraparte de estos ajustes fue la contracción interanual del PBI durante el primer trimestre, que experimentó una caída de 5,2%.
Las medidas económicas comenzaron a mostrar señales de éxito en el ordenamiento financiero. La brecha cambiaria se redujo a su mínimo en los últimos cinco años deñ 16%, el riesgo país comenzó una senada de baja hasta 1143 puntos y la inflación tuvo pasó del 8,8% en abril al 4,6% en junio. El BCRA disminuyó la tasa de política monetaria, llevándola del 80% a inicios de abril al 40% a finales de junio. Esto redujo la emisión por pasivos remunerados del BCRA, pero también disminuyó los rendimientos en dólares implícitos en el carry trade, lo cual generó una incipiente dolarización de activos que presionó al alza los tipos de cambio alternativos. Así, la brecha cambiaria volvió a subir, alcanzando un promedio de 42,1% en junio, mientras que el BCRA registró ventas de divisas por US$ 46,6 millones durante el mismo mes.
En esos meses se aprobó Ley Bases que incluyó el régimen de inversiones conocido como RIGI, con incentivos tributarios, aduaneros y cambiarios para grandes inversiones de largo plazo. En este contexto, en el transcurso del segundo trimestre de 2024 el PBI experimentó una reducción interanual de 1,7%.
A inicios del tercer trimestre, el BCRA definió los aspectos técnicos y operativos de la Letra Fiscal de Liquidez (LEFI), migrando la deuda del Banco Central al Tesoro Nacional. Estas medidas fueron el último paso en la eliminación de esta fuente de emisión endógena.
La coyuntura del trimestre previo siguió incidiendo en los indicadores económicos, haciendo que la brecha promedio de julio subiera a 45,9%, mientras que el BCRA vendía dólares. En junio y julio, la autoridad monetaria vendió divisas y mantuvo la incertidumbre y elevando el riesgo país a más de 1.600 puntos.
Pero en agosto, con la entrada en vigencia del Régimen de Regularización de activos, conocido como "??blanqueo"?, se produjo un alza de los depósitos en dólares del sector privado, alcanzando un stock de US$ 31.390 millones a finales de septiembre, nivel que no se registraba desde agosto de 2019.
También se observó un aumento de los créditos en dólares al sector privado, cerrando septiembre en US$ 7.527 millones. La mayor disponibilidad de dólares incidió en la evolución de la brecha cambiaria, que descendió a promedios de 37,4% y 27,7% en agosto y septiembre, respectivamente. En tanto, el BCRA volvió a registrar compras de divisas, por un total de US$ 552,6 millones durante los dos últimos meses del tercer trimestre.
El riesgo país retomo su camino descendente y cerró septiembre en 1.283,7 puntos.
La actividad económica comenzó a evidenciar algunos signos de reactivación y experimentó incrementos mensuales en dos de los tres meses del tercer trimestre. Mientras que en agosto y septiembre el empleo formal privado experimentó alzas mensuales de 0,1% y 0,2% respectivamente, luego de 11 meses consecutivos de caídas.
Durante octubre, continuaron los efectos del blanqueo, con incrementos de los depósitos en dólares que cerraron en US$ 34.611 millones y de créditos en esa misma moneda que llegaron a US$ 8.409 millones.
El blanqueo también favoreció el aumento de la emisión de deuda corporativa mediante obligaciones negociables, captando la liquidez en dólares resultante de la regularización de activos. También parte de los fondos se volcaron a títulos públicos, lo que resultó en una nueva y más pronunciada baja en el riesgo país, que el 16 de diciembre de 2024 perforó los 700 puntos básicos, con mínimos no alcanzados desde febrero de 2019.
La combinación de la menor oferta de pesos y el incentivo del blanqueo reforzaron las expectativas de control del esquema cambiario por parte de las autoridades, lo cual resultó en un aumento en la oferta de dólares que permitió al Banco Central incrementar su compra de divisas en niveles atípicos para los meses de octubre y noviembre, sumando 1.626,3 millones y 1.627,3 millones respectivamente.
Frente a este escenario, la cotización de los tipos de cambio financieros comenzó a converger al tipo de cambio oficial. La brecha se ubicó en torno al 3% a inicios de diciembre, niveles no registrados desde agosto de 2019.
La reducción de la incertidumbre, el aumento de la confianza ante los resultados cambiarios, la disponibilidad de divisas y la evolución del riesgo país, pero fundamentalmente el compromiso con el equilibrio fiscal, que acumuló en los primeros 11 meses del año un resultado primario positivo de $11.706.855 millones y un resultado financiero superavitario por $3.322.091 millones, permitieron cerrar el año con favorables resultados de los principales indicadores económicos.
Se evidenció una caída sostenida de los niveles de inflación, con un incremento de solo 2,7% en octubre y de 2,4% en noviembre, frente a los niveles por encima del 20% con los que se iniciaba el año.
El informe de PWC cierra con un panorama de lo que se viene para 2025. Señala que si bien quedan objetivos y desafíos, como el levantamiento del cepo cambiario, la renegociación del Acuerdo con el FMI, continuar con la recomposición de las reservas del BCRA y consolidar una sostenida recuperación de la economía, los resultados de 2024 dejan al país en una posición mucho más auspiciosa para enfrentar 2025.