El referente internacional de la olivicultura, nos comparte conceptos y destaca que el Festival del Olivo y el Malbec refleja el crecimiento y la prosperidad de nuestra región.
Estamos transitando los momentos previos de organización para pronto poder disfrutar y compartir una nueva edición del Festival del Malbec y el Olivo, este año, es la tercera ocasión en la que se llevará adelante este encuentro artístico, cultural y turístico que ha posicionado a Maipú como el lugar del encuentro familiar y social más importante del Gran Mendoza.
En solo dos ediciones, el festival ha pasado de 30 mil asistentes a una proyección de 50 mil en 2024, consolidándose como el evento cultural más trascendente de Maipú. Y para esta tercera edición lo programado por Maipú Municipio elevará la vara en cuanto a la cantidad de público que se hará presente, y a la grilla artística que se subirá al escenario del teatro griego del Parque Metropolitano.
Entre las primeras satisfacciones que tenemos como organizadores del Festival del Malbec y el Olivo, está tener la confirmación de que muchas industrias, comercios, emprendedores y cámaras empresarias nos acompañarán, lo que nos motiva a seguir trabajando con más impulso en esta necesaria y estratégica vinculación entre el sector público y el sector privado.
En este sentido, el enólogo especializado en olivicultura, Gabriel Guardia, destaca el crecimiento del Festival del Olivo y el Malbec y responde preguntas.
Gabriel Guardia: "Este festival pone en valor la colaboración entre el sector público y el privado"
¿Nos podría presentar su empresa y comentar su trayectoria en el sector?
- Tengo varios proyectos andando, pero los dos más importantes son, por un lado, Corazón de Lunlunta, con la marca de aceite de oliva OLEI & Co. Sociedad armada en el bajo Lunlunta con el Ale Vigil y José Luis Saldaña, el objetivo de la empresa es hacer solo aceites de alta calidad con contenido alto en Polifenoles, combinar la gastronomía, quesería y charcutería con los mejores aceites y acetos balsamicos del país. El proyecto incluye hotelería, gastronomía y una destilería de whisky single malt.
Por otro lado, la guardería de olivos, es una empresa en la cual nos dedicamos a rescatar olivos centenarios de la tala indiscriminada, les damos un lugar donde la gente que los dono, puede ponerle su nombre y apadrinarlos, un legado para la posteridad, que sus nietos sepan que los abuelos salvaron ese o esos olivos.
Mi trayectoria comenzó en 1995 como operario de olivícola LAUR, luego en el años 2000 fui supervisor en Unilever, en 2005 jefe de planta en Roemmers, 2010 director de fabrica en ángel Camacho argentina, en el 2012 vuelvo a LAUR como gerente y en el 2024 dueño de las empresas q nombré anteriormente.
¿Qué hecho destacable usted considera ha servido para posicionar su marca?
-Hacer las cosas bien. Aunque parezca una respuesta lógica, no lo es tanto. La mayoría de los aceites de oliva están mal hechos, mal logrados. Transformarme en un sinónimo de calidad absoluta tiene todo que ver con el posicionamiento mundial que le dimos a las marcas y a la argentina como país productor y a la variedad Arauco q es nuestra insignia mundial, ya q está variedad no existe en otro lugar del mundo. Nosotros la hicimos conocer.
¿Por qué le parece importante acompañar al Festival del Malbec y el Olivo?
-Acompañar el Festival del Malbec y el Olivo es fundamental porque celebra la riqueza de nuestra región, impulsando su desarrollo económico y cultural. Este festival no solo destaca la excelente producción de malbec y aceitunas, sino que también pone en valor la colaboración entre el sector público y el privado, demostrando cómo la unión de esfuerzos puede generar un impacto positivo significativo en la comunidad. Es una oportunidad para celebrar nuestra identidad, atraer turismo, y fortalecer la economía local a través de la promoción de nuestros productos estrella. En definitiva, es una fiesta que refleja el crecimiento y la prosperidad de nuestra región, y participar es apoyar este progreso.
¿Cuál cree es para usted el valor más destacado de la comunidad maipucina?
El arraigo a la tierra, a la agricultura, si pensamos q Mendoza es un desierto y q cada planta q vemos a nuestro alrededor la plantó alguien y sigue viva por q alguien la cuida, recién ahí tomas dimensión de la cantidad de mendocinos que han plantado un árbol, que podó, que cuida los cupos, que limpia los yuyos para q llegue el agua, que cuida el agua, que cura una planta, que planta una semilla de un fruto q acaba de comer. Nuestra gente lleva el agro en la sangre aunque no se dedique directamente a él. En Mendoza no solo es agricultor el agricultor. Un abogado, un maestro, un carpintero, un niño. Todos plantan, todos cuidan.