Debemos respondernos una pregunta: ¿En qué nos beneficia? El detalle punto por punto y los coletazos de las decisiones de Javier Milei.
¿En qué beneficia la victoria electoral de Donald Trump a Argentina, siendo que el magnate y Javier Milei se tienen simpatía mutua? Para responder a esta pregunta, primero conviene revisar los principales lineamientos de la política económica de Trump.
Donald Trump es partidario del proteccionismo económico, ya sea como herramienta de negociación, como ocurrió en su anterior presidencia con China, o bien, como política económica de la cual está convencido.
En la campaña, Trump sostuvo que va a subir los aranceles de importación para forzar a las empresas norteamericanas a instalar sus fábricas en Estados Unidos.
Como se sabe, muchas empresas llevan parte de su producción a otros países donde tienen salarios menores, impuestos más bajos u otro tipo de beneficios.
La idea de Trump es elevar los aranceles para que esas empresas que invirtieron en otros países, tengan que pagar aranceles más altos cuando llevan esos productos a Estados Unidos fabricados en India, el sudeste asiático o dónde sea. Es decir, les quita la ventaja de invertir en otros países.
Como esas empresas norteamericanas actualmente importan su producción de sus fábricas en otros países, si Trump sube los aranceles les aumenta el costo de poner sus productos en el mercado interno.
De esta forma, Trump busca, vía el proteccionismo, que las empresas norteamericanas no inviertan en el exterior, inviertan en Estados Unidos y creen puestos de trabajo en Estados Unidos. El típico argumento proteccionista.
Este primer punto hace pensar que, muy posiblemente, Argentina reciba escasas inversiones norteamericanas, salvo en algunos sectores en particular como puede ser petróleo, minería o gas, por citar algunos ejemplos. Dudo que Tesla se instale en Argentina por más selfies que se hayan sacado juntos Elon Musk y Milei.
Por otro lado, las exportaciones argentinas a EE.UU. pueden verse afectadas por el mayor proteccionismo.
Un tema a tener en cuenta es que, al cerrar la economía, Trump va a estar reduciendo la oferta por mayor proteccionismo, elevando los costos de producción dado que si las empresas norteamericanas se instalaron en otros países era porque tenían costos de producción más bajos.
Al cerrar la economía y disminuir la oferta de bienes, es probable que el IPC de EE.UU. tenga un movimiento alcista. Uno o varios escalones para luego estabilizarse en niveles más alto el nivel de precios.
El otro punto importante de la política económica de Trump es la baja de impuestos para las empresas. Esa baja, sin una reducción del gasto público, llevará a un aumento del déficit fiscal.
El déficit fiscal tendrá que financiarlo con mayor endeudamiento. Recordemos que la FED no puede emitir para financiar al tesoro. El mayor endeudamiento hará bajar el precio de los bonos, hará subir la tasa de interés y será una aspiradora de dólares del mundo. Es decir, tendremos un dólar fuerte y, en consecuencia, una baja en el precio de las commodities. Otro punto que no jugaría a favor de Argentina.
Hasta el mes de septiembre, las exportaciones argentinas a Estados Unidos fueron US$4.605 millones representando el 7,8% del total de las exportaciones argentinas, siendo los principales productos que se exportan a Estados Unidos desde Argentina petróleo, oro y aluminio crudo.
Tomando en consideración la política económica de Trump, no parece haber muchos beneficios para la economía argentina.
Donde sí podría ayudar Trump a Milei es en las negociaciones con el FMI. Que dicha institución sea más flexible en las metas, como por ejemplo dejar que siga el cepo, el dólar blend y, eventualmente, lograr que el FMI le otorgue fondos frescos para salir del cepo, lo cual es peligroso porque nuevamente aumentaría la deuda y la podrían despilfarrar en apostar contra el mercado en caso que suba el tipo de cambio.
Eso ya ocurrió con Macri en 2018 cuando Caputo era presidente del BCRA y el mercado le llevó al Central US$13.000 millones en un mes de los que le había prestado el FMI.
Otro tema que ocurrió la semana pasada, pero tiene que ver con la economía como veremos enseguida, es la forma en que fue echada del Gobierno Diana Mondino del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En primer lugar, Diana Mondino, a quien conozco desde hace muchos años, es una profesional de primer nivel y con mucho criterio. Diana Mondino no pudo haber cometido un error grosero de votar en contra de lo que quería Milei. Alguna trampa le hicieron.
En rigor, hacía tiempo que la venían maltratando y era obvio que querían echarla.
En segundo lugar, el voto por el levantamiento del embargo es de carácter liberal. Votar a favor de mantener el embargo va en contra de los principios liberales dado que implica que el Estado les dice a las empresas privadas a quién les pueden vender y a quién no. En otras palabras, el voto de Diana Mondino se alineaba con las ideas liberales y el voto de Javier Milei se alinean con un estado intervencionista.
Volviendo al tema de la forma en que fue echada Mondino, el punto a destacar es que ya van más de 50 personas que fueron echadas del Gobierno. Esto muestra una escasa capacidad de formación de equipos de trabajo.
Por otro lado, el mismo Milei tiene fallas como coordinador porque no podía desconocer cómo se iba a votar en este tema que, por otro lado, no generaba ningún problema con Estados Unidos porque países aliados de Estados Unidos en la OTAN votaron diferente a cómo votó Estados Unidos y eso no generó ningún conflicto entre países desarrollados y Estados Unidos. Menos iba a generar un problema con Argentina.
En síntesis, la forma en que fue echada Mondino deja dudas sobre la posibilidad de tener un equipo de primer nivel para enfrentar los serios problemas que tiene Argentina.
El Gobierno necesita tener ocho "Messis" en su equipo para poner orden en el país, pero nadie con trayectoria, prestigio y capacidad va a ser parte de un gobierno en que puede ser despedido de un día para el otro en la forma más brutal.
Convocar a gente de prestigio va a ser difícil y, por lo tanto, Milei, con este tipo de comportamientos, va a quedarse con los mediocres que solo buscan un conchabo en el estado por un tiempo o no tienen suficiente capacidad profesional para avanzar en el sector privado.
Al punto donde voy es que Milei sigue dando muestras de destratar a sus colaboradores y, de esa manera, los mejores no van a aceptar acompañarlo en la función pública, lo que implica generar un problema para armar buenos equipos de gobierno y poner en serio el país en el rumbo de crecimiento.