Se conocen más detalles sobre como operaba la banda que montó un fraude piramidal de 60 millones de dólares. La conexión Buenos Aires y el avance de la causa en Estados Unidos.
Cada vez se conocen más detalles de la estafa piramidal que involucra a Edgardo Cascardo, más conocido como Cachito, el líder de la barra del Inter Miami. Un clásico esquema Ponzi del que fueron víctimas varios famosos.
“Estamos haciendo un Backup legal de la computadora y el celular de Nacho”, cuenta una de las víctimas durante un encuentro virtual del grupo de estafados que busca recuperar parte del dinero mediante un proceso de recuperación privada.
A la persona que hace referencia es a Ignacio Nacho Muller, quien figuraba como CEO del fondo de inversiones MunieCO. Justamente es gracias a ese peritaje que ahora se conocen más detalles sobre como actuaba la banda desde Miami y su conexión con Buenos Aires.
De las conversaciones de WhatsApp de Nacho Muller se desprende que la banda se manejaba con reclutadores, los cuales cobraban una comisión por acercar nuevos inversores, nuevas víctimas, según confirmo una fuente cercana a la investigación.
Curiosamente, una de las recaudadoras, o comisionistas, que se mencionan en las conversaciones de Nacho Muller es Agostina Batista, hija del ex jugador de la selección, Sergio Checho Batista, una de las víctimas de este Ponzi. Este es un dato clave ya que definir la conexión con Miami es una de las principales tareas de la justicia.
La investigación también arrojó más nombres que participaron de la trama. A los ya conocidos como Muller, Cachito, Pablo Guido, Hernán Casinelli, Juan Pablo Verdiquio y Norman Grunblat, alias Muñeco, se suman otros participes importantes de la conexión con Buenos Aires.
En este contexto se supo que Juan Pablo Guardia hacía las veces de financista, trasladando el dinero de los argentinos a Miami y viceversa (al menos mientras seguían recibiendo pagos de las supuestas inversiones exitosas. Todo en negro. El Fondo MunieCO no pagó ni un solo dólar en impuestos al fisco estadounidense en sus 3 años y medio de vida. Toda una procesa por así decirlo.
También estarían involucrados integrantes de la filial oficial de River Plate en Miami. Mucha de esta información consta en una deposición que hizo el mismo Nacho Muller ante el abogado de un conocido empresario argentino, también víctima de la estafa.
En la declaración, a la que tuvo acceso Noticias Argentinas, Muller se hace ver como una víctima más y dice que fue amedrentado por los otros integrantes de la banda e incluso le retuvieron el pasaporte. Esta versión no es muy aceptada por la víctimas, pero de todos modos su declaración sirvió para dar muchos nombres y datos duros, importantes para la investigación.
El entramado de cómo se fue conociendo los integrantes de la banda puede sonar hasta simpático. Nacho Muller trabajaba en las canchas de fútbol que tiene Federico Delaney, vicepresidente de la filial de River Plate en Miami. Ahí fue donde Nachito conoció a Cachito, el ahora líder de la banda de Miami.
A su vez, Juan Pablo Guardia, conocía a Cahito Cascardo de Villa del Parque, no solo eran vecinos del barrio sino que además ambos frecuentaban las tribunas de del club All Boys. El fútbol siempre presente en esta trama. Otro integrantes como Pablo Guidi son un clásico del circulo de argentinos en Miami desde hace años.
Esta estafa del tipo Ponzi, donde se busca pagar los intereses de los viejos inversores con el ingresos de los nuevos, tuvo dos etapas durante sus tres años y medio de duración.
En una primera etapa la estafa era llevada adelante principalmente por Ignacio “Nacho” Muller, Edgardo “Cachito” Cascardo y Norman “Muñeco” Grunblat. Pero llegó un momento en el que no pudieron atraer más inversores, por lo que tuvieron que traer nuevos socios.
Ahí es cuando aparece lo que las víctimas denominan el Clan Miami entre los que se incluyen el representante de futbolistas Sergio Furlan y Pablo Guidi. De ahí en más son estos nombres los que dirigen la batuta.
Siguiendo la ruta del dinero se pudieron conocer algunos de los excéntricos gastos que realizó la banda mientras duró la estafa. Relojes de lujo, propiedades y fuertes gastos en publicidad integran la lista.
Solo por dar unos ejemplos, Cachito se compró una casa, como no podía ser de otra manera en Miami Beach, más precisamente en el 1720 NE 157th Terr de Nortth Miami Beach. Y, como tampoco podía ser otro manera, por intermedio de testaferros. Según consta en los extractos bancarios de la cuenta MuñeCO, Cachito se transfirió a cuentas personales al rededor de 2 millones de dólares del fondo de inversión.
Juan Pablo Gauardia, el financista en Buenos Aires, también se llevó lo suyo. Con el dinero que obtuvo en los 3 años que duró el Ponzi se compró un departamento, una BMW X6 cero kilómetro u una camioneta Range Rover, eso si modelo 2018. Y al menos un reloj Rolex.
La compra de relojes de lujo, por lo general de marca Rolex era clásico de la banda, los lujos que permite el dinero fácil. Pero la frutilla del postre es un Ford Cobra valuado en 94 mil dólares con el que se paseaba Nacho Muller por la Ocean Drive.
Pero el dinero de los estafados no se usaba sólo en bienes materiales, sino también en publicidad. Como muestra basta un botón. Una empresa paralela llamada Rolestone, que se utilizaba para promocionar el supuesto fondo de inversiones, gastó 1,8 millones de dólares para promocionarse durante un Evento de Fondos de Inversiones.
Incluso se sospecha que la publicidad salía 10 veces menos pero que Casinelli hizo pagar el monto que se terminó pagando para quedarse con la diferencia. Casinelli era cercano a quienes organizaban el evento.
Mientras un importante grupo de víctimas lleva adelante un proceso de recuperación privada, mediante un Fideicomiso que busca llegar a 20 millones de dólares pero que apenas va por 4 millones, en paralelo avanza la judicialización del caso en Estados Unidos.
De hecho los 4 millones de dólares que aporto Juan Pablo Verdiquio al fondo para no dañar su relación con el magnate inmobiliario Gil Dezer, puede llegar a ser el puntapié fundamental para que inicie la causa. Es que la devolución de dinero implica de algún modo el reconocimiento del delito. Independientemente de la recuperación o no del dinero, la causa llegará a los tribunales norteamericanos.
La devolución solo podría implicar una morigeración de la pena en caso de encontrarlos culpables. El estudio de abogados ya está elegido y la demanda grupal avanza. La esperanza de las víctimas que este caso se juzgue bajo la Ley Rico, un marco especial dentro del cual la justicia de los Estados Unidos enjuicia a las mafias organizadas, con penas muy duras.
Por eso no es Verdiquio el único interesado en poner plata en el fondo. Hernán Casinelli seguiría el mismo camino próximamente. La causa ya está abierta y el tiempo, por primera vez, empieza a correr a favor de las víctimas.
Se estima que la estafa piramidal movió aproximadamente 60 millones de dólares en total. De los cuales Nacho Muller reconoce 40 millones. Los estafados se conforman con recuperar 20 millones.
“Uno de los abogados que consultamos nos dijo que el hecho de que Juan Pablo (Verdiquio) se haya abierto y haya puesto la plata en la cuenta de recuperación simplifica el caso ya que demuestra que está abierto a pagar, ahora hay que esperar la confirmación y el fideicomisario le va a decir a Juan Pablo y a Hernán (Casinelli) cuánta más plata tienen que poner", cuenta una de las víctimas, esperanzada en ver algo de luz y de dinero porque no, al final del túnel.